Las cifras disponibles de actividad en 2T25 sugieren que la economía está perdiendo impulso frente a los registros de 1T25, afectada principalmente por una inversión que se ha debilitado en magnitudes más significativas frente a lo previsto. Los sectores transables ligados al ciclo de la inversión fija continúan siendo los más afectados en la actual coyuntura, en contraste con el buen dinamismo que exhiben las actividades productivas relacionadas con el consumo de los hogares y el gasto público.

Los principales indicadores del mercado laboral siguen mostrando mejoras, consistente con la recuperación de la actividad económica. El desempleo a nivel nacional y urbano continúa descendiendo, alcanzando mínimos de varios años y en ambos casos situándose por debajo de sus niveles estructurales. Asimismo, la creación de empleos en sectores clave como el agropecuario y el industrial continúa mejorando. Sin embargo, estas mejoras en la demanda de trabajo se han concentrado en ocupación con alta informalidad y empleo no asalariado.

La inflación retomó su senda de descensos en mayo y alcanzó su menor nivel desde octubre de 2021. Aunque en algunos componentes de oferta se han visto incrementos, la desinflación de demanda ha dominado la dinámica total de los precios al consumidor. Las expectativas de inflación aumentaron en el balance durante el último mes y persisten por encima de la meta de política monetaria. BanRep no tomó decisiones de tasas de interés en mayo, según calendario de política monetaria.

La demanda de créditos continúa ganando tracción, al tiempo que el riesgo de impago en el sistema sigue disminuyendo y las restricciones a la oferta de crédito se han flexibilizado. Las tasas de interés activas y pasivas se estabilizaron recientemente, debido a la pausa de los recortes de tasas por parte de BanRep. Las perspectivas del crédito en el corto plazo siguen siendo positivas, pero persisten algunos riesgos de demanda.

La actividad económica de los socios comerciales del país se ha debilitado en lo corrido de este año. La incertidumbre alrededor de la guerra de aranceles sigue creando riesgos sobre el crecimiento del PIB global y presiones alcistas sobre la inflación, aunque el canal de su transmisión es altamente incierto. Las condiciones financieras internacionales se mantienen estrechas.